Dienstag, 13. Dezember 2011

La intervención de una casa: Una reflexión post traumática

Durante tres días y tres noches habité un espacio transfigurado, casi desfigurado, metamorfoseado en sala de exposición transitada por gente extraña. Mi casa dejó de serlo durante un fin de semana completo en el que tuve que lidiar con asuntos ajenos, tanto para las obras como para la casa. Cómo abrir un grifo del que cuelgan gotas de cartón con hilo de pescar. Cómo ducharse en un cuarto de baño vigilado día y noche por un proyector. Cuántas veces ha estado una obra en una tesitura semejante. Qué le importa. Las obras continuaron siendo obras con esa testarudez suya tan propia. Y la jerarquía continuaba estando clara, como si no fuera mi casa, sino un espacio creado para ellas. 

El mundo exterior fue invitado a transitar por un espacio privado prestado a ello, pero no por eso menos extrañado. Y es precisamente este extrañamiento, esta apertura a lo público lo que da calor a un acto que, para muchos, sigue teniendo la frialdad de lo intelectual y lejano.

Una obra de arte es una obra de arte, siempre y en todo momento, por naturaleza, función y objetivo. ¿Qué pasa cuando se la inserta en una escena cotidiana? No deja de serlo, sino que transfiere al espacio parte de sus cualidades. Y ¿qué somos nosotros cuando transitamos por ese espacio transformado, cuando desayunamos, nos vestimos, comemos junto a uno de esos objetos? ¿Se transforman en mueble, en electrodoméstico quizá, en ese objeto que convive con nosotros todo el tiempo?

Me interesaba mostrar lo que Danto ya desenredó en "La transfiguración del lugar común", eso que descubrió Duchamp en su momento, cambiando para siempre el discurso de la creación contemporánea: cómo se produce la transformación de un objeto común en obra de arte. Para ello quise mezclar la vida cotidiana con el mundo aural del objeto artístico.



La propiedad no es un factor válido aquí, que lo convierta en un objeto semejante al del coleccionismo, pues las obras no fueron adquiridas. El placer exhibicionista del coleccionista que muestra sus adquisiciones no existe aquí. Este estado transfigurado es un estado temporal en el que convivimos con lo atemporal. Las obras sólo ocuparon un espacio, mi casa, y cuando se marcharon quedó la nada. En el mundo paralelo siguen ahí.

Comedor, distribuidor, cuarto de baño y cocina fueron los espacios a intervenir.

Elena García Jiménez y Rubén González Escudero intervinieron el comedor con las instalaciones específicas "A house a house a house (Part II. Work in progress)" y "Switch on home", ambas de 2011.

Paz López Urzaiz se apropió del distribuidor con dos instalaciones, "Tribute to my first floor neighbor", del 2009 y reeditada para esta ocasión y "I have to find a picture for my new frame", 2011. En el comedor instaló "From bed to Sofa", obra de 2010 que ya presentó en Alice Gryphius y que reelabora para esta exposición.

Inés Aparicio y Sara Díaz Rodríguez dieron nueva vida al cuarto de baño minúsculo con la videoinstalación en colaboración "Minälskling" (2010).

María Luján y Maie Escorial intervinieron la cocina con la instalación pop ad hoc "#!@?$!!" (2011).


© Susana Panea, 2011

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